Zidane se movía con la prestancia de un torero. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://caoimhekviv717164.idblogmaker.com/37464396/la-expulsión-de-zidane-tras-su-cabezazo-inolvidable